martes, 22 de febrero de 2011

Ultima Parada... Docs Barcelona 2011



Caluroso recibimiento en Barcelona de La ciudad de los signos dentro de la sección Xtra!

La ciudad de los signos en La Cámara Lucida

Nuestro amigo Octavio Guerra, escribió este bello texto a propósito de nuestra película. Espero que lo disfruten tanto como yo.
 
Un viaje por las rutas de Rosellini



“En la ciudad de los signos,
el tiempo es una magnitud que carece de sentido”.

Samuel Alarcón


El cine latinoamericano es heredero del Neorrealismo Italiano. La respuesta está en los grandes filmes, que son prueba documental de una herencia que hoy es historia compartida: Dios y el diablo en la tierra del sol o Tierra en trance, de Glauber Rocha (Brasil), Tango, el exilio de Gardel de Pino Solanas (Argentina), Tire Dié y Los Inundados de Fernando Birri (Argentina), Now de Santiago Álvarez (Cuba), Memorias del subdesarrollo de Tomás Gutiérrez Alea (Cuba), Cuarenta Grados o Vidas Secas de Nelson Pereira dos Santos (Brasil), El Chacal de Nahueltoro de Miguel Littín (Chile), o La Batalla de Chile de Patricio Guzmán (Chile), son títulos que forman parte de la memoria colectiva y de una renovación cultural que hace de nuestro cine, un arte mayor, un punto de partida para la posterior evolución de los avatares cinematográficos de nuestros países.

Siempre hay que volver a los orígenes, siempre hay que visitar a los clásicos que son raíz y parte esencial de nuestra historia audiovisual, que Umberto Bárbaro supo refinar con palabras que han quedado selladas como definición historiográfica, como marco teórico: “… el Neorrealismo, una corriente “realista poética” que enfocaba la realidad de distintas formas y donde los hechos cotidianos, los dramas, las cosas, estaban descritos con la sensibilidad de la poesía”.

Desde esa carretera estética, el realizador español Samuel Alarcón, construye su personalísima mirada y homenaje al maestro Roberto Rosellini, pensado desde una peculiar apuesta dramatúrgica y narratológica, que parte de la idea de tomar –desde nuestro tiempo-, las locaciones que uso el cineasta en sus filmes fundacionales.

Su texto audiovisual, La ciudad de los signos evade todo facilismo constructivo, cerrándole el paso al gastado uso de la entrevista propio de este género, reconstruyendo -con el imaginario de los tiempos y los pilares del Neorrealismo Italiano- la ruta de Rosellini. El trabajo de fotografía, que marca las antológicas locaciones del maestro, son una singular propuesta por revisitar su cine, con encuadres y planos, gestados desde los mismo espacios donde nacieron: Roma città aperta, Stromboli, terra di Dio, Paisà, Viaggio in Italia, Europa 51.

La caligrafía de este filme, se ha desplegado con el cuidado de no irrumpir con colores altisonantes de dudosa legitimidad, que son propias de las postales vendidas en estancos y espacios para turistas que lo quieren tomar todo y no se percatan de la huellas del silencio. Ese cuidado con el color, es una clara señal de respeto del creador con su homenajeado, quien nos transporta a ese pasado, -otro gran acierto de su trabajo-, penetrando en las entrañas de su estética.

Esa íntima lectura, se construyó con la imbricación de escenas de una visibilidad contrastada y es que desde la perfección tecnológica, no se puede lograr el “auténtico diálogo” pasado-presente, sino desde la intencionalidad en hacernos ver que los personajes de Rosellini están vivos en nuestra memoria, bajo un exquisito y acabado trabajo de montaje.

Pero la búsqueda del realizador por “descubrirlo todo”, no descansa solo desde la fotografía. El montaje de factura poética, le permite al autor escribir su ensayo fílmico, desde una pluralidad de voces en off que marcan el recorrido de su historia, -legítimamente biográfico- que deambula, revisitando su cine con textos que revelan un vocabulario culto y sereno. En este epígrafe, el documentalista marca su sello con un claro sabor de arte, bajo el riesgo -nada despreciable- de ser ubicado por algunos críticos y estudiosos de obras experimentales, en los parajes del “cine de autor”.

El realizador incorpora su personaje documental: César Alarcón, quién recopila psicofonías en las grietas del Vesubio, en los puntos cardinales de esa geografía bañados por el mito y el silencio. El personaje de Samuel es real, su fisonomía se entremezcla con los actores de Rosellini, les filma a destajo, sincronizando el sonido desplazado en cada metro de película. Para César-Samuel, la cámara es esa mano extendida que marcha empeñada en dejar la huella. Esa es la parábola que construye el realizador para legitimar la persistencia de la realidad, aún siendo parte de un tiempo pasado, de otro tiempo. Los sonidos son esa prueba material que el cine documental da como auténticos. En esta obra es un punto de giro, una ruptura del obstáculo sembrado por el hábito generacional y la heredada idea, de que “la huella no está ante nosotros”.

La ciudad de los signos, no subvalora el tiempo en pantalla. El espacio fílmico de esta obra se adentra en nuevas interpretaciones cinematográficas, evolucionando por ese otro carril que se difumina en la memoria presente, esa es la clave del realizador. Cualquier documental es un film interpretado, tiene algo de puesta en escena, “Así, la más realista de las artes comparte sin embargo la suerte común; no puede abrazar la realidad entera: siempre se le escapa por algún lado”, afirmaba André Bazin en el clásico texto: ¿Qué es el cine?

Con esta obra de gran calado artístico, asistimos a la apertura de un renovador lenguaje que podría multiplicarse en otras construcciones cinematográficas, necesarias para renovar los modos de hacer cine ante espectadores cautivos, que asocian al cine documental, como una buena receta para la siesta de la tarde. Una sugerencia: para el visionaje de este filme, venga con los sentidos a flor de piel.

Para la emisión contaremos con la presencia del realizador, que será el próximo miércoles 16 de febrero a las 8:15 de la tarde (HORA DE ESPAÑA) en TeleK de Madrid. Para los madrileños, se tramite por el canal 30 de la TDT, sintonizándolo por la frecuencia de 546000 khz. También se puede ver por: www.vallecas.org, en el apartado EMISIÓN EN VIVO DE TELEK.

Octavio Fraga Guerra
Presentador y Director
La cámara lúcida