sábado, 28 de noviembre de 2009

Rueda de prensa en el festival de la PNR


Samuel Alarcón, director : ‘La ciudad de los signos busca revalorizar las películas a través de los espacios donde se rodaron’


Eneko Vadillo, Samuel Alarcón, Amanda Guadamillas y Javier Cardenete, de La Ciudad de los signos. Foto: ©martaescenica.
Las habituales charlas de sobremesa del café Galdós volvieron a acoger un día más debates y diálogos sobre el séptimo arte en el quinto encuentro del Festival de Cine de Madrid PNR. Esta vez fueron los miembros del equipo de La ciudad de los signos, un falso documental que trata vida y obra del director Roberto Rossellini, los encargados de presentar su trabajo al público, antes de la proyección, en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes.


La ciudad de los signos es una película que surgió de las inquietudes de Samuel Alarcón, director de la obra, que siempre estuvieron “enfocadas al cine italiano y a la ciudad de Roma. Quería saber cómo pensaban sobre todo los cineastas neorrealistas que se vieron obligados a rodar en la calle. Para mí era muy importante visitar las localizaciones en los que habían trabajado”.
La visita a estos lugares le sirvió para “poder saber cómo habían colocado la cámara, tratar de entender cómo se acercaron a la idea… para mí fue un lujo. Me di cuenta de que lo que faltaba eran los actores, las personas que aparecían en esos espacios, y me planteé que sabíamos cómo se habían movido y cómo habían respirado, y entonces surgió la fantasía visual de resucitar a los fantasmas”, comenta Samuel, que a su vez la película le sirvió para “hacer un cine ensayo tratando de entender la filmografía de Rossellini, y por otro lado hacer un falso documental que era un proyecto que me apetecía mucho. La ciudad de los signos busca revalorizar las películas a través de los espacios donde fueron rodadas”.

En el encuentro, moderado por actriz Amanda Guadamillas, el director de fotografía Javier Cardenete comentó las dificultades que le supuso rodar tomas desde el mismo ángulo que lo hizo Rossellini hace años: “la colocación de la cámara me condicionó al tratar de emular lo que fue el rodaje anterior, con medios tan distintos, y con distintos presupuestos, con sus distintas ópticas y formatos. Teníamos que realizar nuevas tomas pero a la vez tratar de hacerlas coincidir con el material ya rodado para mostrar el mensaje de la película”.


Samuel Alarcón, Javier Cardenete y Eneko Vadillo. Foto: ©martaescenica
Y es que lo que hace realmente especial a este trabajo es la superposición de imágenes reales con imágenes de películas anteriores en blanco y negro, “dos momentos históricos, dos formatos, coinciden para nosotros mediante lo que es la magia del cine, las hacemos coincidir en el tiempo. Más que un trabajo de fotografía creativa es un trabajo de encontrar lo ya hecho y unirlo a lo quieres contar con el cine”.


El director fraguó el proyecto gracias a la beca MAE-AECI, que se otorgan en distintos campos artísticos. Allí conoció a becarios de otras disciplinas, “como el compositor Eneko Vadillo, que venía de recibir un montón de premios y ya era un nombre reconocido”.

Mientras, Eneko negaba modestamente con la cabeza y tomaba el testigo: “en la academia empezamos a hablar, pero el acuerdo final fue en Torremolinos, donde veraneaba. Allí le dije a Samu que viniera. Le alquilé una habitación en un sitio infesto, The red parrot, y empezamos un poco a concretar cómo sería la música de la película”. El compositor utilizó la idea de usar imágenes de otras películas para “usar parte de mis músicas anteriores con manipulación electrónica e integrarla en el metraje con un sentido dramático”.

Sin embargo, lo más laborioso fue la post producción: “logar el efecto visual fue muy complicado, una vez rodado lo presupuesté y salía a 36.000 euros. Traté de encontrar un productor pero al final ninguno se implicaba. Al final probé a ponerme yo y tras ocho horas de trabajo sacamos tres segundos de metraje, el segundo día hicimos cuatro, el siguiente diez… hicimos un curso intensivo de post producción y en un año y medio conseguimos terminar todos los efectos” señaló su director.

“Cuando tratas la memoria de un creador como Rossellini, no valorado lo suficiente como yo creo que se debería, lo haces con mucho respeto. Me preocupé de que la familia estuviera de acuerdo, hablé mucho con su hijo, que ha trabajado con él, y me dio su apoyo en todo momento mientras yo le iba enseñando el material”, remató Samuel, que además declaró que le “encantaría estrenarla en el festival de Roma, por lo que supone esa ciudad”.

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